martes, 7 de junio de 2016

EL IMPULSO

Hacía mucho tiempo que no la veía, no es que no me acordase de ella, cierto es que muchas veces me preguntaba por qué acabamos distancias después de tantos años, tenía cierta curiosidad pero no era suficientemente fuerte para dar mi brazo a torcer y ponerme en contacto con ella, la verdad es que aunque importándome no me sentía en absoluto culpable, aunque todas las personas contamos con cierto egoísmo y que gozar de ese egoísmo es bueno a veces, esta no era una de esas veces. Pensaba, pensaba y me gustaba creer que ella podía tener dudas similares; pero dejábamos el tiempo pasar, y el tiempo pasaba hasta que un buen día me levanté y al rato de estar despierta me vino a la cabeza el sueño de esa noche; yo bajaba las escaleras de mi portal, rápido, como si tuviese prisa, y al llegar abajo y salir a la calle allí estaba ella, acto seguido y sin mediar palabra la abrace porque estaba llorando.

Y como todas las veces que me acuerdo de un sueño, intento entenderlo, desgranarlo para comprender lo máximo posible y ver si puede afectarme de una u otra manera.

Un  par de días más tarde y después de dar muchas vueltas al tema en la cabeza, por casualidades de la vida y por terceras personas, me enteré de que su tío había caído enfermo y había muerto.

En ese mismo momento recordé de nuevo el sueño, entendí porque le dí un abrazo y porque baje casi corriendo las escaleras; la capacidad del subconsciente y del significado de los sueños cada día me parece más sorprendente, podríamos decir que es casi mágico; son señales que tienen un sentido, una enseñanza y que por lo general no valoramos y deberíamos hacerlo. Esto es solo otra muestra de que los sueños producen una consecuencia, un impulso, una pulsión que te aníma a hacer algo que deseas pero que tu misma te cohibes.

También es otra demostración de que por mucho que intentes evitar un pensamiento, un sentimiento…el subconsciente siempre está preparado para que eso que quieres evitar a toda costa, aflore en los momentos menos esperados; es un punto neurótico encantador de nuestro cerebro y la aceptación es casi obligatoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario